Las discusiones y los patrones destructivos en que caen las parejas, a veces implican pérdida del vínculo y la intimidad. Es natural que tanto hombres como mujeres […]
Las discusiones y los patrones destructivos en que caen las parejas, a veces implican pérdida del vínculo y la intimidad. Es natural que tanto hombres como mujeres nos sintamos ansiosos cuando la persona que amamos se aleja. En realidad, ambos sexos queremos el mismo amor y respeto que alguna vez recibimos.
También es normal sentirse herido cuando alguien a quien amamos marca su distancia, y por eso a veces recurrimos a estrategias cuyo propósito es restaurar la relación. Dichas estrategias, sin embargo, a veces alejan más al compañero o compañera. El hombre se aparta como todos los demás, la mujer que acosa o se queja todo el tiempo, la persona que provoca celos, la que castiga a su pareja con la ley del hielo o comentarios desagradables. En el fondo, todos buscan la manera de recuperar la relación y sentirse a salvo.
No obstante, estas respuestas naturales nos transforman de manera irónica. En algún tiempo fuimos esa persona con la que nuestra pareja quería estar todo el tiempo. Pensaba en nosotros durante el trabajo, nos enviaba correos electrónicos para saber que nos tenía en mente, y si tenía problemas, también recurría a nosotros.
Los problemas maritales – o, para ser más precisos, la manera de responder a ellos -, nos convierten en la persona que nuestra pareja evita. En especial para las mujeres, porque los hombres son más propensos a alejarse, y esto nos coloca en una situación desventajosa.
Éste es un ejemplo de patrón de exigencia-retirada. cuando una persona se aparta, coloca justamente a la otra en el papel del perseguidor, y la obliga a quejas incesantes y acoso. Esta estrategia es peligrosa porque quien busca y persigue, se convierte poco a poco en el «alborotador», nunca satisfecho. Entre más se aleja una persona- usualmente el hombre -, la otra persigue y exige más, y es menos razonable.
Éste es el momento en que los buenos modales y la consideración se empieza a desvanecer. En cuanto la amabilidad desaparece, la falta de respeto y el resentimiento ocupan su lugar, y esto, por supuesto, es fatal para las relaciones.
Da un pequeño análisis objetivo a lo que estás viviendo actualmente con tu pareja y actúa si notas algunos de estos síntomas. Aún puedes hacer algo si en realidad se aman el uno al otro.
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