Los alimentos fermentados forman parte de la tradición de muchas culturas. Los beneficios de consumirlos son enormes, ¡intégralos a tu dieta! La fermentación es un proceso en […]
Los alimentos fermentados forman parte de la tradición de muchas culturas. Los beneficios de consumirlos son enormes, ¡intégralos a tu dieta!
La fermentación es un proceso en el que se emplean microorganismos para cambiar el sabor, color, textura y hasta el valor nutricional de los alimentos, con el beneficio extra de que hace que éstos se puedan conservar por mucho mas tiempo. Con la fermentación, las bacterias transforman los carbohidratos y los azúcares de los alimentos en ácido láctico y esto es lo que hace que no se echen a perder. De hecho el origen de los alimentos fermentados proviene de buscar alguna forma de conservar la comida que se cosechaba durante el otoño, para tener alimento suficiente en invierno cuando había mayor escasez.
Todos en algún momento hemos probado y consumido algún alimento fermentado, por ejemplo: el queso, el vino, el pan, el yoghurt, etcétera. Los primeros que a mí se me vienen a la cabeza y mis favoritos son el jocoque y los búlgaros. El jocoque porque era uno de los alimentos preferidos de mi papá, quien era de origen libanés, y recuerdo tomarlo con hojas de parra o con pan árabe calientito y aceite de oliva, ¡delicioso! Y los búlgaros porque había en casa de mi abuela desde que era chiquita, aunque la verdad en ese entonces me daban un poco de asco por su forma y textura y sobre todo ¡me daba horror que se movieran! Nos tomábamos el “yogur” de los búlgaros con miel o en un algún licuado con plátano y huevo y ¡ni cuenta! Tener búlgaros era de lo más común en ese entonces y la verdad es que éramos niños más sanos, que padecíamos poco de la panza, de las gripas y del reflujo que hoy en día son tan comunes. A la fecha yo tengo búlgaros en casa -aquí les comparto una foto- y los trato de incluir en el desayuno en los smoothies o bien como snack con granola, nueces o alguna fruta y ¡me encantan por su sabor ácido y porque me sacian y llenan bastante bien!
Hay muchísimas variedades de alimentos fermentados, otros típicos son el chucrut (la col agria), la coliflor, berenjenas, pepinos, cebollas, calabazas y zanahorias, entre otras verduras, el miso, el tofu, y el sake. En México algunos ejemplos son el pozol, el pulque y el tepache, que a mi gusto es delicioso bien frío. Así pareciera que cada cultura tiene su propia versión de un alimento fermentado.
Pero vayamos un poco mas allá y veamos cuáles son sus beneficios, ¡porque cuando los sepan el sabor va a quedar en segundo lugar!
-En primer lugar y el más conocido, es que sanan y cubren nuestro sistema digestivo porque contienen más probióticos que cualquier suplemento alimenticio y de esta forma optimizan nuestra flora intestinal. Hoy en día se considera que las bacterias que viven dentro de nuestro intestino son tan importantes para nuestra salud, que los investigadores las han comparado con un “segundo cerebro”, pues no solo impacta al sistema digestivo, sino a nuestra salud integral. Recordemos que se dice que ¡el 80% de nuestra salud radica en nuestro sistema digestivo! Incluso hay estudios que relacionan el mejorar la flora intestinal no solo con mejorar el sistema inmunológico, reflujo, colitis, gastritis, gripas, etc., sino incluso el de reducir el riesgo de la diabetes y de padecimientos como el autismo, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, la obesidad y ¡hasta la depresión!
-En mi práctica como health coach he sido testigo de personas que presentan algún grado de depresión y al mejorar su flora intestinal y su sistema digestivo, también mejoran notoriamente su ánimo y sus emociones. Por eso recuerden que a veces la respuesta para mejorar nuestra salud es mucho menos complicada de lo que pensamos.
Mi sugerencia es la de regresar a nuestras tradiciones e incluir de forma habitual alimentos fermentados en nuestra alimentación. Aquí les comparto una receta sencillísima que lleva zanahorias, brócoli, cebolla morada y agua con un poco de sal de mar. Los dejas tapados bien sellados por unos días 4 o 5 días a temperatura ambiente y ¡listo¡ Tienes tus verduras fermentadas. Más fácil y económico no se puede.
Así que ya sabes, puedes empezar ¡por ponerle una que otra bacteria buena a tu vida y experimentar todos los beneficios que los alimentos fermentados te traerá!
Soy mamá, esposa, abogada por la Escuela Libre de Derecho y Health Coach por el Institute for Integrative Nutrition, basado en la ciudad de Nueva York. En mi práctica como Health Coach me enfoco en la importancia de implementar hábitos saludables en el día a día de mis clientes. Trabajo con ellos para ayudarlos a realizar cambios graduales en su nutrición holística y los apoyo para que logren alcanzar sus principales metas de salud. El enfoque de mis programas no se sustenta en plazos ni en el peso, sino en resultados y en el bienestar de la persona.
www.facebook.com/fibimanzur
instagram.com/fibimanzur
Otras notas que te interesan:
–La maca, el viagra de la naturaleza
–Semillas de hemp, un high nutricional